Planta herbácea, vivaz, perenne de 30 a 130 cm de altura según la subespecie o variedad. Tiene un rizoma corto macizo del que salen raíces fibrosas blanco-amarillentas y también algún estolón subterráneo con varios nudos y entrenudos. El rizoma gris amarillento a gris pardusco claro, es de forma obcónica a cilíndrica, de hasta 50 mm de largo y 30 mm de diámetro; la base es alargada o comprimida, con numerosas raíces que la recubren completamente; el ápice presenta habitualmente una cicatriz cóncava, originada por las partes aéreas; sólo raramente presenta las bases de los tallos. En el corte longitudinal, la médula presenta una cavidad central con tabiques transversales. Las raíces son numerosas, casi cilíndricas, del mismo color que el rizoma, de 1mm a 3 mm de diámetro, y a veces con más de 100 mm de largo. Presenta pocas raíces secundarias, filiformes y frágiles. La fractura es corta. Los estolones presentan nudos prominentes separados por entrenudos estriados longitudinalmente, de 20 mm a 50 mm de largo cada uno, con fractura fibrosa. Los tallos anuales, erguidos, estriados y fistulosos; son huecos con abundantes pelos, sobre todo en los nudos. Hojas pinnatisectas opuestas, pecioladas, peludas en el envés, de 5-12 cm de largo, con 13-21 segmentos lanceolados, dispuestas en roseta en la base y opuestas en el tallo. Las inferiores son pecioladas mientras que las superiores son sésiles. Las flores son de color blanco o rosado, reunidas en una inflorescencia en corimbo que se sitúa en el ápice de los tallos y aparecen en el segundo año del cultivo, durante la primavera. La corola tiene forma de embudo y presenta en su base un espolón donde se acumula el néctar. Los estambres son 3 con anteras prominentes de color blanco que salen de la corola. El fruto es glabro piriforme y algo aplastado, en su interior se encuentra una cavidad vacía (óculo estéril). En la cima del fruto hay un pequeño embudo con varios filamentos plumosos (vilano) que le ayudan a la dispersión. Pertenece a la familia de las Valerianáceas.
El género Valeriana está representado por unas 200 especies, con amplia distribución en las regiones templadas, subtropicales y tropicales del planeta. La Valeriana officinalis L. Así como otras especies relacionadas son originarias y cultivadas en numerosos países de Europa y Asia, pero se hallan aclimatadas también en el noroeste de América. La V.officinalis es cultivada en grandes áreas en Rusia, Ucrania, Polonia, Bulgaria, Rumania, Hungría, Bélgica, Francia, Inglaterra y en menor proporción en Alemania. Valeriana wallichii y V. fauries son cultivadas en India, Japón y otros países. Hay otras especies que son utilizadas como medicinales aunque no existen cultivos comerciales de importancia, tales como: V. arborea, otiginaria de Colombia, V. edulis, de América del Norte, V. carnosa Smith, de la región andina de Chile y Argentina, conocida popularmente como Ñancú lahuén o Yerba del aguilucho blanco.
Se trata de una planta perenne que crece fácilmente en Europa, Norteamérica y el norte de Asia. La valeriana se puede encontrar silvestre en bosques húmedos de montaña, prados pantanosos y márgenes de los ríos, desde los niveles más bajos hasta los 2000 m de altitud, preferentemente en el Norte de la Península y sistemas montañosos del Centro. También se cultiva de forma intensiva en pleno campo por sus excelentes propiedades medicinales. A veces, es usual encontrarla en terrenos secos y áridos, y bajo el punto de vista terapéutico la que se recoge de suelos secos y áridos es más rica en principios activos. Pertenece a la familia de las Valerianaceas.
La floración tiene lugar en primavera o verano, según las circunstancias climáticas. Con fines medicinales se recolecta el rizoma con sus raíces en otoño, para las plantas del año y las de zonas mas frías o de montaña y en primavera para las de más edad y las de zonas más calidas. Se aconseja utilizar sólo aquellos ejemplares que tengan al menos dos años y arrancar la planta antes de la floración, pues cuando ésta llega, los jugos nutritivos del rizoma y la raíz son movilizados hacia los capullos. A medida que la raíz se seca, ofrece un aroma desagradable distintivo.
Otros nombres: Valeriana sambucifolia Mikan., Valeriana wallichii D.C., Valeriana exaltata Mikan., Valeriana collina Wal., Valeriana procurrens Wal. También se le conoce como: valeriana oficinal, hierba de los gatos (porque su olor fétido atrae poderosamente a los gatos y estos animales la comen cuando sienten malestar), valeriana menor, valreana, brizos, valeriana fragante, herba bendita, mazatanes, raíz del gato, raíz del oso, ukare, valeriana de jardín, valeriana india, valeriana mexicana, tagara, hierba gatera, vetiver, guasilla, heliotropo, hierba del aguilucho.
Su nombre proviene de la raíz latina “valere”, que significa, estar bien. Existen numerosas especies relacionadas que han sido utilizadas por los herbalistas a través de la historia, sin embargo, el tipo y cantidad de sus principios activos varían, por lo que actualmente se utiliza la Valeriana officinalis.
La Valeriana es una hierba cuyo uso terapéutico se pierde en el tiempo, hay testimonios que en el siglo IV y V antes de nuestra era ya se le utilizaba como remedio en las afecciones femeninas, Plinio también habla de ella y en los tiempos de la antigua Grecia fue descrita como tratamiento para el insomnio por Galeno (131-201 AC). De esta planta también habló Fabio Colonna en su "Phytobasanos", en 1592, y además fue utilizada hasta el siglo XVI en el tratamiento de problemas digestivos (como flatulencias y náuseas) y se afirmaba que curaba la epilepsia. Según Marchant en las "Mémoires de l'Académie des Sciences" de París (1706), asegura que la raíz de la valeriana silvestre, pulverizada, es especifico excelente contra la epilepsia, y que no sólo vio diversos epilépticos que curaron con el polvo de aquella raíz sino que él mismo, habiendo padecido epilepsia, sanó con este remedio. En el siglo XVIII fue usada por los herbalistas para diversos trastornos nerviosos. Durante el siglo XIX fue especialmente popular en el tratamiento de los sofocos femeninos, la histeria y en las crisis de pánico. Ancestralmente usaban la hierba en los encantamientos y hechizos de amor, para calmar las discusiones entre enamorados y en baños de purificación.
Raíz, rizoma y estolones.
La droga entera contiene no menos de 5 ml/kg de aceite esencial y la droga cortada no menos de 3 ml/kg de aceite esencial, en ambos casos calculados respecto a la droga desecada, y no menos del 0,17 por ciento de ácidos sesquiterpénicos, expresados en ácido valerénico (C15H22O2; Mr 234), y calculado respecto a la droga desecada. A medida que la raíz se seca, ofrece un aroma desagradable distintivo.