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La llegada de la primavera viene acompañada de más horas de sol, mejora de la temperatura, el color verde en los árboles y los campos… Pero, para las personas que son alérgicas al polen, la primavera puede suponer la aparición de molestos síntomas.
La alergia es una respuesta exagerada del sistema inmunitario -nuestro sistema defensivo- ante sustancias que provienen del exterior, y que se perciben como dañinas aunque en realidad no sean peligrosas. Estas sustancias se denominan alérgenos
Una de las alergias más comunes, es la alergia al polen. Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, en España existen aproximadamente unos ocho millones de personas que sufren alergia al polen, pero en los próximos años se espera que ese número siga creciendo debido, en parte, al cambio climático. Los inviernos suelen ser más suaves y llueve menos y la primavera llega con antelación, por lo que la alergia al polen está dejando de ser algo típico de primavera para empezar alrededor de febrero y mantenerse durante el verano hasta casi el otoño, por lo que ya casi es perenne. 
Hay varios tipos de especies vegetales que producen polen que puede provocar alergia. Árboles como el fresno, el abedul, el olivo, etc.; arbustos o malezas, como el plantago o la artemisa;  y,  por último, las gramíneas, una familia de plantas con polen altamente alergénico, en la que se incluyen unos 700 géneros diferentes y unas 12.000 especies. Algunos ejemplos son el trigo, el centeno, la avena y muchas especies consideradas malas hierbas que crecen en los bordes de los caminos o carreteras. 
Los síntomas más frecuentes de la alergia al polen son: rinitis, estornudos, picazón en los ojos y en la nariz, enrojecimiento de los ojos, lagrimeo o tos. Estos síntomas son muy molestos y pueden afectar al día a día de las personas que los padecen, a la calidad del sueño y la concentración. 
Algunos consejos para frenar la alergia 
  • Conocer cuál o cuáles son los tipos de pólenes causantes de la alergia, para saber en qué épocas del año y en qué zonas geográficas la presencia de polen en el aire es más elevada.  En la Red Española de Aerobiología (REA) se pueden consultar los niveles de polen en función del tipo de árbol o planta y establece categorías y umbrales de concentración polínica a nivel regional o local. También la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica tiene una página web donde se pueden consultar los niveles ambientales de polen por familias. 
  • Cuando haya mayor concentración de polen y en los días de más viento permanecer el mayor tiempo posible en casa, especialmente entre las 6 y las 10 de la mañana (período de emisión de pólenes) y al atardecer entre las 19 y las 22 horas (período de descenso del polen, al enfriarse el aire), que es cuando se acumula una mayor concentración de polen. Además, hay que mantener las ventanas de casa cerradas durante esas horas. Si salimos durante los días de más concentración polínica o bien a las peores horas, o en días ventosos, es importante que llevemos gafas de sol. La mascarilla también puede ayudar a que tengamos menos contacto con estas partículas. 
  • Si viajamos en coche, también es importante mantener las ventanillas cerradas. 
  • Evitar las actividades que puedan remover el polen depositado, por ejemplo cortar el césped, barrer la terraza, etc. 
  • Los granos de polen también pueden quedarse atrapados en las prendas, así que hay que evitar tender en el exterior, al menos los días con más concentración de polen, y al llegar a casa cambiarse de ropa y darse una ducha. 
Una ayuda natural
Existen algunas plantas que se utilizan de forma tradicional por sus reconocidas propiedades antialérgicas, para calmar la tos, aliviar el picor, etc. 
  • Grosellero negro: contiene diversos compuestos que le confieren propiedades antialérgicas y antiinflamatorias al impedir la liberación de histamina. Tradicionalmente se frotaban las hojas sobre las picaduras de insectos para aliviar el dolor y la inflamación. Además, tiene propiedades diuréticas y depurativas. 
  • Llantén: algunos de los compuestos de esta planta ayudan a evitar la formación de sustancias implicadas en las reacciones alérgicas e inflamatorias. También contiene mucílagos que calman la tos y la irritación de la mucosa respiratoria.
  • Tomillo: los aceites esenciales le confieren muchas de sus propiedades que pueden ser útiles en caso de alergias, entre ellas, antiséptico respiratorio, antitusivo y expectorante.

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